El camino a la vida eterna
Conoce como alcanzar la paz con Dios. Sin Él, nunca encontrarás lo que estás buscando.
¿Alguna vez has sentido un vacío en el corazón? Esa búsqueda constante de paz en medio del caos, de seguridad cuando todo parece inestable, de perdón por errores que pesan como una mochila llena de piedras, o de una vida que dure más allá de lo que vemos. Todos la tenemos. Corremos tras trabajos, relaciones, logros o distracciones, pero al final del día, el anhelo persiste. ¿Y si te dijera que hay un camino real para encontrar todo eso? No en fórmulas mágicas ni en esfuerzos propios, sino en una buena noticia que cambia todo: el Evangelio de Jesucristo.
Sigamos el mapa que nos ha dejado en Su Palabra y recorramos la ruta paso a paso, de manera simple, para que veas cómo Dios te invita a esa paz profunda, esa seguridad eterna, el perdón total y una vida que no termina nunca.
El problema de todos: El Pecado. Imagina dos orillas de un río profundo y turbulento. En una estás tú, en la otra está Dios, lleno de amor perfecto y paz infinita. Pero entre medio hay un puente roto, un abismo que nos separa. ¿Por qué? Porque todos hemos pecado (Romanos 3:23). No se trata solo de cosas graves como robar o matar; es cualquier pensamiento o acción que nos aleja de la bondad perfecta de Dios. No es que seamos “malos” a medias; estamos completamente muertos y atados a nuestros pecados, y por más que intentemos, no podemos salvarnos solos. Buscamos paz en cosas temporales —dinero, relaciones, éxitos— pero terminan siendo espejismos que nos dejan más sedientos (Efesios 2:1-3). El primer paso para iniciar este glorioso camino de Salvación es reconocer nuestra lamentable condición sin Dios (Romanos 3:100-11). ¡Este es el punto de partida!
Amigo(a), esta es la ruta bíblica desde la ruina hasta la salvación en Jesucristo, el único salvador. Él no es un accesorio religioso; es el todo de la gracia de Dios. Si estas verdades han removido tu corazón, responde hoy. El puente está listo. Cruza hoy y descubre la paz que el mundo no puede dar. Cree en el Señor Jesucristo, confía de corazón en Su sacrificio y serás salvo (Romanos 10:9).
¿Listo para dar ese paso? Hazlo ahora, donde estés. No esperes más.
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